Desesperada mente. Desesperado el aire que al entrar se convierte en agua apenas toca la nariz. Estás ahí pero hay un vidrio que separa el acceso y es como si me dejaras. No te escucho.
Comienzas a retratarme. Tu voz llega por tus manos inquietas. Y me imprimes al óleo sobre el lienzo para que entienda lo que soy para ti, lo que soy para mi. El vidrio se rompe dejando que me abraces.
A pesar de mi egoísmo, de mi limitación para dar, me lo das todo a cambio del brillo de mis ojos, que sólo tu sabes conseguir, para que ilumine tu camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario