Al porteño extranjero

¿Vas a volver? Siempre duda.
Con el fiel acento dice: ¿estás loco?,
Pero vuelve a cada instante con un olor, por decir algo, y compone
El suspiro arrastrando nostalgias melódicas.

La foto del inmigrante, sus padres. La silla en la vereda.
Siesta de dos a cinco. El portero, ¿gallego, siempre en camiseta?
Don Alejandro fiando a los vecinos. Ruleros de la tarde, mujer casera.
Todo se ha ido, todo, y por eso ¿pa’ qué volver entonces?
Si el aire es tan extraño y las raíces se salen de la tierra.

Y sí. Volver, volvemos. Curiosos años que pasan fichando en hilera.
Y son dos por dos y luego ocho, para seguir a la estela del ayer.
Y el fiel acento va lijándose de dale a vale, lanzando al vació los ches.

¿Vas a volver? Resuena.
Pero la duda no golpearía si pudiera volver a los tiempos
De la mama, mujer casera y ruleros, de los gallegos,
Y tardes durmiendo siesta, de fiados con el don antes del nombre
Formando en los barrios colores.

Vas a volver, te dices, mientras paseas por las calles sin tocarlas.
Vas a volver, lo sabes, porque el corazón es un niño
En busca de sombras de un árbol talado
Que reconstruye con la memoria de la imaginación y le alcanza.

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