Llegué a casa y me serví un trago. Todo para nada, pensé. Como mi mujer intentó dejarme por otro hace un año, la maté para que su fantasma se quedara conmigo. Ayer, el muy cabrón apareció en mi casa sin llamar; me dijo que había muerto de un ataque al corazón y que esta vez no podría impedirle que se la llevara.
Cuando sea mayor
-
De chica, estar al aire libre no era una sofisticación o una imprudencia:
la hora de ir a la puerta no se hacía esperar nunca y los chicos del barrio
plag...
Cuánto disfruto leer estos relatos!
ResponderEliminar(los otros también)
Jajaja, no deja opciones y bueno a veces hay que dejar ir.
ResponderEliminarUn abrazo.
que locura.
ResponderEliminarno imagino un final mas incierto.
un gran abrazo.