Manos de madre sin hijo,
Camino de ser pasas, mientras “hay que esperar un poco más”.
Camisas de algodón 100% después del lavado, “¿has tomado la pastilla?”.
Cuando no hay más remedio que la tibieza.

No hay dos sin tres. Ella sin tres, ni dos, ni uno. Pero treinta y ocho casi. Ahora, después de la siesta, y nueve. Cuarentena a la puerta con manos simplemente.

4 comentarios:

  1. Pues a mí los cuarenta no me parecen malos.
    Quién los pillara.
    Y, desde luego, con más remedios aparte de la tibieza.

    ResponderEliminar
  2. los hijos son un lujo al alcance de pocos, hoy en día...

    Svor, estoy hasta arriba de trabajo. Pero te debo una visita larga. Para enredarme en lo que escribes sin prisas.

    Besos

    ResponderEliminar
  3. En el mundo que vivimos casi que mejor no tener hijos...
    Prefiero adoptar.

    ResponderEliminar
  4. Hola Svor!
    Te he conocido a través del blog de Roberto. Me gusta tu espacio.
    Me han impresionado tus letras.
    Es precioso este post.
    Y tu foto es genial!
    Un abrazo!
    Susi

    ResponderEliminar