Hay un espejo frente a la ventana. La luz entra y lo busca directa; en medio yo, iluminada sin manchas ni perfiles derretidos.
Pero las manos no mienten porque la luz de los ojos es implacable.
Cuando sea mayor
-
De chica, estar al aire libre no era una sofisticación o una imprudencia:
la hora de ir a la puerta no se hacía esperar nunca y los chicos del barrio
plag...
Hace 9 años
Me da miedo ese espejo.
ResponderEliminarlos espejos se miran en nosotros. También los lagos. Somos ideas azogadas. Nada más.
ResponderEliminarcuentan que cuando murio ahogado Narciso en el lago.
ResponderEliminarllegaros unas ninfas, y escucharon lloros. Al acercarse descubrieron que lloraba el lago.
-¿Porqué? lloras.
- Porque ya no hay nadie que me mire.
Cuando quieras nos tomamos unos mates, pero dejame que te invite antes a una paella.
Me gusta pensar en la luz impecable de los ojos que me aman.
ResponderEliminarEscribes lindo.
Nada se esconde al espejo de las manos. Ellas conocen los días fríos, las noches despejadas, la tibieza de un hombro, la dulzura. Conocen el modo de ayudar a pensar con todo el cuerpo, no con el ceño fruncido sólo. Desvisten de armaduras.
ResponderEliminarTodo esto hacen después de aprender a mirar, nunca antes. También hacen volar, algunas veces.
Un abrazo, Svor. Una belleza de espejo.
Gracias por la visita. Te la devuelvo.
ResponderEliminarSalud!
Luz que se busca en el espejo/
ResponderEliminarlas manos transparentan su forma/
las figuras juegan a no ser vistas/
un abrazo grande,
Ciclopa
Demasiada luz nos puede dejar ciegos...
ResponderEliminarMe gustó, las manos no mienten.....
ResponderEliminarMuy bueno
Saludos
más allá de la luz, más luz, la de los ojos.
ResponderEliminarMe gusta ese instante.
ResponderEliminarCrudo y sin disfraces.
Besos.