Llegué a casa a la hora de la siesta, pero en casa nadie dormía.
Mamá estaba sentada a la mesa. Había dejado de coser, y la aguja y su hilo continuaban la tarea que los dedos habían abandonado por encargo. En ese momento no quise verlo.
De pie, la bestia más bella acompañándola. Una mano finamente inmutable, en el hombro de la que me había llevado en vientre y brazo.
Quise moverme; no pude. Papá y mis hermanas en el patio parecían muñecos de cera también. Fue entonces cuando la bestia me miró con los ojos más bonitos del mundo y me enseñó la palma para que no insistiera. Vestía de blancos manteles y fragancia a pañuelo. Sentada en la silla, habiendo dejado de coser, mamá miraba cómo las puntadas se hacían más allá de ella, con nuestras miradas.
La bestia cerró su palma. Poco a poco fue girando el puño a la derecha, hacia adentro con resistencia, despacio, mientras la otra mano en el hombro de mamá era inmutable. Los muñecos de cera afuera, yo de cera adentro, el puño girando, los ojos más bellos, la opresión en el pecho creciendo, y mamá junto a la bestia lejos del abrazo, sosteniendo la fe de un ciego hasta el último momento.
Después, no sé cuánto después, cuando la opresión derritió la cera, cuando la bestia dijo su nombre, mamá había empezado a ser un recuerdo.
Tiene que ser una pesadilla.
ResponderEliminarTiene que ser una pesadilla.
Tiene que ser una pesadilla.
A que si?
Besos.
Muy hermosos tus versos...
ResponderEliminardespués de leerte me quedo con el calor del recuerdo..
un placer leerte siempre, y navegar por tu espacio es una dulzura...
que vale la pena repetir...
un abrazo fraterno con mucho cariño
Ojos bellos, tiene la bestia, y manos tibias, y fragante el vestido.
ResponderEliminarAsí es la muerte y también la primavera.
tu comentario en mi post es muy interesante...
ResponderEliminareste encuentro con la bestia es en verdad terrible...
tal vez la muerte.
uy Svor qué buen texto!. Me encantá cómo escribis. Un beso grande linda, no estaba (ya volví)
ResponderEliminarsigo pensando en "a la mesa"... muy bueno.
Que fuerte e impactante
ResponderEliminarun beso
Una bestia con la sombra muy ... oscura??
ResponderEliminar;-)
Un beso.
ahora yo no se q decir
ResponderEliminarPara mí que esa bestia es la propia muerte, claro. Pero... supongo que es una partida dulce, al menos así son tus palabras :)
ResponderEliminarBesos
No sé como decirtelo...pero me he sentido perdido dentro de tus palabras, de esa pesadilla bolañiana, increíble tu texto!!!
ResponderEliminarEres una maga, haces y deshaces a tu antojo...creo que alguna vez te lo he dciho pero insisto: Cuéntame el secreto jeje!!!
un beso muy grande...mi más profunda admiración de verdad.
Un adiós relatado con una crudeza digna de subrayado.
ResponderEliminarSvor, que capacidad tenés para sacudirlo todo al que te lee.
ResponderEliminarMe hice un cafecito, unos amarettis, me puse tranquilamente a recorrer tu blog comenzando por la última entrada y... ¡que sacudón! Muy bueno, fuerte.
Dejaré por alguna entrada antigua tuya otros comentarios, te navegaré un ratito, besos.
Glup!
ResponderEliminarTan sutil puede ser...
Pero ese lento movimiento es fatal.
De la manera más hermosa y terrible has pintado esta situación. Excelente escrito.
Aplaude... Manco Cretino
Recuerdo terrible.
ResponderEliminarQuizá angustioso.
No sé si esperanzado.
En todo caso de expresión bellísima.
Besos.
Vaya, qué intenso y visceral, me encanta tu desnudez mental, pule la conciencia y golpea en el mismo centro!
ResponderEliminarMuy bueno, me hubiese gustado verlo!
wow
ResponderEliminarparece un sueño, mas bien una pesadilla
y deja esa sensacion de te entiendo, pero no quiero verlo
que ien escribes
Una bestia! ¿mal sueño? tal vez...
ResponderEliminarBesos, Svor
y el tiempo se hacía de agua y allá afuera el mundo parecia detenido, la bestia con la mirada hermosísima cerraba su puño , me encanta la imagen de la bestia y el adiós.
ResponderEliminarde nuevo, no me canso de decirte que me gusta como escribes... la Bestia... la muerte... tu madre... la cera... este es uno de esos relatos llenos de interpretaciones, me quedo con el de la muerte, que siempre es una buena forma de consolar la vida.
ResponderEliminarun saludo
Buenisima esta entre otras tantas: "Vestía de blancos manteles y fragancia a pañuelo....". Brindo por eso. Salud¡¡¡¡
ResponderEliminarVeo que no fue "malita" y fue a mi raro blog chabacano. Le devuelvo la visita. Saludos y felicidades.
Solo puedo pensar en el miedo a la muerte pero también en los bellos ojos que hacen que creamos en ese mundo mejor para quienes se van o soñamos que se han ido.
ResponderEliminarBesos,
Vulcano.
excelente narración; me encantó
ResponderEliminarun saludo desde madrid
la verdad es k me a encantado el texto,incluso me a emocionado por recordarme cosas de mi pasado,
ResponderEliminarmuy bonito svor.
un salu2.