Carmiña

Pálidas de frío, sus manos al extenderse lo escarchaban todo. Y era inútil dar pinceladas, la brocha tenía el color blanquecino del extremo. Su casa no era más que un lugar de heladas y mudas decisiones.
Cuando se olvidaba, pintaba sus uñas de rojo, pero al llegar a la última tenía que volver a empezar porque el rojo cambiaba a blanco nuevamente. Y si leía, leía la primera página porque las letras se iban haciendo incorpóreas al contacto. Por las tardes, le gustaba asomar a la ventana su albina cabellera para mirar el jardín que le habían prohibido por menguar las flores y escribir alguna palabra que desesperadamente soplaba para fijar al papel y que este borraba al primer intento.
Pero, como todos tenemos en la vida al menos una oportunidad, un día llegó él y le dijo que era única. La invitó a su casa a pesar de las advertencias. No me intimidas, le susurró muy cerca de la boca que casi quema y se sentó tranquilamente a esperar. Ella, nerviosa, notando que al absorber las texturas coloridas las transformaba en hielo, sufría de impaciencia por no querer hacerle daño, pero él desde el sofá le sonreía. Una vez que todo había pasado y quedado de niebla helada y blancos, se acercó para decirle: ahora tienes que perder el miedo, y la abrazó fuertemente, mucho, hasta irla derritiendo, sin apuros, por completo.
Con el agua llenó un estanque en el que se bañaría todos los días antes de salir por las mañanas de su casa.

9 comentarios:

  1. Yo lo hubiera acabado con los dos congelados.
    Tú eres optimista.
    Que te dure.

    Besos.

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  2. Ya ves, siempre ganan los villanos.
    Hay mujeres únicas y hombres demasiado pragmáticos.

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  3. Nunca hasta esta noche había mirado a una mujer que nevara. Las mujeres que escarchan duelen en el globo de los ojos. Estallan los vasos capilares, cuartean los labios. Si se acercan unas yemas compasivas a rozarles la mejilla, pierden el tacto. El único remedio sería la primavera. No una tarde de sol de febrero. La primavera. Explotando. No siempre llega, pero llega muchas veces.

    Un beso, Svor.

    Me encantó Carmiña.

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  4. Muy hermoso tu escrito, mujeres el alma en vida..

    saludos fraternos

    un abrazo

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  5. Es una preciosidad de relato, Svor.
    Mujeres gélidas pero no frígidas que hielan si tocan pero que se funden si son tocadas.
    Triste, glorioso destino de acabar siendo quien refresca más que que quien congela.

    Besos.

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  6. Fabulosa fábula.
    Tienes una sensibilidad difícil de encontrar.

    Besos

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  7. Relato magnífico con final triste pero bonito.


    un saludo

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  8. Muy hermoso el relato. Gélida, heladora, amante, agua...

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