Un globo rosa. Un hombrecito que lo lleva con orgullo. Para él es el globo más bello del mundo. Pero no es el único. Hay otros que están en las mismas.
El problema con el globo es que se hace más grande y tironea hacia arriba. El hombrecito tiene dificultad para caminar sin dar brincos. En un principio la idea le divierte y disfruta, pero al prolongarse se preocupa. Tiene miedo.
Se le ocurre, entonces, desinflarlo un poco, para que pierda fuerzas y poder andar con los pies sobre la tierra que, en definitiva, es lo más seguro. Ata el cordel a un árbol para hacerlo con cuidado; necesita atraerlo con ambas manos. Sabe que el globo no se romperá y se siente satisfecho con los resultados. Ahora todo será como antes, dice en voz alta. Pero el globo, en cuestiones de días, duplica su tamaño y comienza a tironear con más insistencia.
El hombrecito está desesperado porque si no hace algo pronto, no tendrá otra alternativa que, o dejarse llevar asumiendo las consecuencias, o soltar el cordel para que el globo siga su camino. Pero ninguna le parece una alternativa.
Decide, una vez más, que sea a su manera y vuelve a desinflarlo, pero esta vez se le va la mano y el globo toca tierra. El hombrecito no quiere reconocerlo y lo arrastra durante días. Muy a su pesar, asume que su liviano andar se debía al trabajo del globo y ahora siente el cansancio del día. No sabe si va a recuperarse, no sabe si es lo que quiere, pero respira con tranquilidad al pensar que, de momento, el cordel sigue en sus manos.
El problema de los globos no es que tironeen hacia arriba sino que despeguen nuestros pies del suelo.
ResponderEliminarEl volar es un deseo. El andar, una necesidad.
Besos, artista.
Se parece al rango extendido de una vida en pareja.
ResponderEliminarBesois del REL
Veo la inseguridad del ser humano.
ResponderEliminar:)
Besos
Vamos, todos llevamos globos rosas que nos separan los pies de la tierra de vez en cuando; me gustan esos globos, yo llevo el mío con orgullo.
ResponderEliminarEl problema que sobrellevamos, es perder el equilibrio, y dejarnos elevar sin remedio o sufrir los aplastantes efectos de la gravitación.
excelente. saludos.
El lenguaje se creo para poder sobrevivir. El ser humano puede renunciar a cualquier cosa (religión, ideas... incluso a sí mismo), pero nunca al relato.
ResponderEliminarEse es problema del hombrecillo: negarse a contar a su globo, negarse a contarse lo que sucede. Si se hubiera acercado y le hubiera dicho... el mundo sería otro y seguiría con el cordel en la mano porque el cordel no querría estar en otra que no fuese esa.
Buena entrada, Porteña.
Hermoso relato, casi una paradoja del inconformismo y lo dificil que es lograr un exacto equilibrio en la vida, siempre casi siempre nuestra autosatisfacciòn termina dejando las situaciones en forma despareja en busca de ese tan mentado equilibrio. Lindo y claro me ha dejado pensando. Un beso.
ResponderEliminarSvor, mi vida! ahora entendí todo, jajaj (es un chiste)
ResponderEliminary si no es fácil dejarce llevar, volar, se nota el miedo en la mano que sostiene el hilo.
Un beso grande bonita!
El globo de cada uno puede ser diferente, pero el secreto siempre está en saber encontrar el justo equilibrio.
ResponderEliminarMuy buen realto, Svor,
Abracitos.
El problema de los globos es que no aguanta la sonrisa de cactus...
ResponderEliminarjajajaja
saludos y buen fin de semana.
Dejarse ir.
ResponderEliminarDejarse llevar.
Mejor que arrastrarse en gris rutina parece...
Aunque reconozco que eso de buscar limites inquieta a más de uno.
Un beso.
Qué difícil encontrar el equilibrio... dejarse llevar tan alegremente o tocar fondo? En el fondo una paradoja como la vida misma.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Un beso,
tal vez, con otro globo que vuelva a tener, se atreva a volar un poquito...
ResponderEliminarmuy lindo tu relato para empezar esta mañana de domingo de mates calentitos
un besote
volar con el globo o dejarlo volar sería lo mejor. pero nos aferramos al cordel...
ResponderEliminarbesos!
Cada uno en su medio,
ResponderEliminarcada cual con su cada quién...
Los dos forman una dicotomía
que se equilibraba a sí misma,
y a cada quién.
Es como muchas cosas en nuestras vidas. Queremos que lo demás sea como nosotros pensamos que es...
porque si no, lo perderíamos...
no, mas bien NOS perderíamos. Del otro. De nuestra ilusión. De nosotros mismos.
Gracias por la imagen. Y por hacerme recordar. Nunca es un globo más lindo ni más luminoso, que cuando vuela librepor su espacio, después de habernos servido bien.
Un abrazo afectuoso del
recién desempacado Unicornio...
Me ha recordado un poco a mis miedos, mis angustias... también mis alegrías se comportan como ese globo...
ResponderEliminarMuy bueno...
Besos, Svor.
Podría ser una parábola acerca del valor de los sueños.
ResponderEliminargenial.
Podría tener tantas interpretaciones diferentes este escrito...
ResponderEliminarPor eso, creo que nadie podría poner en duda su riqueza.
Por mi parte, me inclino a pensar que el globo es la proyección de cada uno de nuestros proyectos, deseos, objetivos, ideas.
A veces tenemos que aprender a dejarlo seguir sin nosotros; otras, en cambio, debemos volar con el globo.
Un beso,
Pablo
volveré gracias
ResponderEliminarUna imagen sugerente e inquietante la del globo rosa tironeando del hombrecillo y su posterior pretensión de "domarlo".
ResponderEliminarEste relato admite varias interpretaciones, como los sueños (de hecho, tiene mucho de onírico la narración), pero, como los sueños, lo mejor es dejarlos fluir, sin interrupciones.
Todos nacemos libres, y luego nos ponen una cuerda, y nos hinchan con mentiras el alma.
ResponderEliminarCuando queremos usar la libertad que traíamos insertada en el ombligo, el que nos ha hinchado, nos tira de la cuerda hacia abajo.
Que embuste de vida.
Tengo dos globos en la mano, que un día dejaré volar.
Tengo dos globos volando, que de vez en cuando se asoman a verme.
Tengo un globo con forma de cuerda atada en mis pies.
Besos...un placer.
Básicamente: un forro.
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