Voy a quedarme en la ciudad de los semáforos-pájaro. Un ratito más. Después, si no quedaran más excusas para seguir oyéndolos, volveremos al camino de tierras húmedas de sueños. Donde sólo hay 10 días de descanso. Al sur. Cruzando el agua por el cielo. Dejando revistas de viajes en el asiento trasero, con la edición gráfica a medio hacer, y la melena por los hombros en las fotos.
Fero, :) Darbon, con que bello poema has comentado. Muchas gracias, de verdad. Gabri, al principio era uno y pasaron tres... ahora vamos a por dos mas... vamos a ver que pasa. Gracias. Un besazo.
Pase un rato más y unte sus pasos en la cebra por donde pasan dos pingüinos, el que avanza y el que espera, cuando el pájaro del semaforo cante un amancer. Quédese un atardecer, pues, Svor (si me permite), los diez días en el enclave que grita silencios en los ponientes, en los fríos de laderas que arrastran nubes y los calores de horizontes, aquellos, como el agua del limonero y lana de corrales, que mecen al tiempo a vaivenes de plumas libres por el aire...
Seis renglones, seis maravillosos y descriptivos renglones. Me dicen todo o casi todo de tu visión, hermoso de toda hermosura, hasta he llegado a imaginarme tu melena sobre los hombros. Un beso grande y gracias por tu visita y tus palabras.
Cuando sea mayor
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De chica, estar al aire libre no era una sofisticación o una imprudencia:
la hora de ir a la puerta no se hacía esperar nunca y los chicos del barrio
plag...
Genial.
ResponderEliminarEres / escribes fascinante.
¡Calla! Gusta el cenit,
ResponderEliminarescucha el sol.
¡No me hables! Enlaza,
en la flor permanente
de un infinito amor,
tus manos y mis manos,
tu silencio y el mío.
¡Calla! Aspira el azul,
escucha el oro.
Juan Ramón Jiménez
Eternidades
No se mueva de donde está. Siga escuchando. Espere un poco más. Sin perder la esperanza. Cuando uno desea termina imaginando. Y eso ya es.
ResponderEliminarFero, :)
ResponderEliminarDarbon, con que bello poema has comentado. Muchas gracias, de verdad.
Gabri, al principio era uno y pasaron tres... ahora vamos a por dos mas... vamos a ver que pasa. Gracias. Un besazo.
Bravo me gusto, el semáforo-pájaro ciudad, me quedo con la melena hasta mis hombros.
ResponderEliminarmuy bellos
saludos fraternos un abrazo
Pase un rato más y unte sus pasos en la cebra por donde pasan dos pingüinos, el que avanza y el que espera, cuando el pájaro del semaforo cante un amancer. Quédese un atardecer, pues, Svor (si me permite), los diez días en el enclave que grita silencios en los ponientes, en los fríos de laderas que arrastran nubes y los calores de horizontes, aquellos, como el agua del limonero y lana de corrales, que mecen al tiempo a vaivenes de plumas libres por el aire...
ResponderEliminarmi saludo
Ola soy brasileño hablo u poquito de español.
ResponderEliminarMe gustô leer tu texto.
Mui bueno!
visita-me tambiém.
Moro no Brasil, na cidade de Feir de Santana na Bahia.
Adolfo, en el tercer mundo lo semaforos no son pajaros, no cantan.Todavia recuerdo lo impresionada que me quede al oírlos.
ResponderEliminarJuan de Dios, que buen comentario. Me encantó. Unto mis pasos.
Roberto, pasaré.
Saludiños
Un placer visitar contigo esas ciudades en las que no se sabe si uno está despierto o , sencillamente, sueña.
ResponderEliminarBesos.
Extraño y excitante viaje.
ResponderEliminarbesos
Seis renglones, seis maravillosos y descriptivos renglones. Me dicen todo o casi todo de tu visión, hermoso de toda hermosura, hasta he llegado a imaginarme tu melena sobre los hombros. Un beso grande y gracias por tu visita y tus palabras.
ResponderEliminarLuna, gracias por tu visita
ResponderEliminarJuan,a ti
Uy que bello svor, yo también quiero quedarme en tu ciudad de semáforos-pájaro!, me encanta!! besos guapa!
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