S/N

Mientras decido quién soy, mientras te paseas por casa insistiendo quién eres, voy y vengo por dónde se dijo y no encuentro el respaldo para mi estatura.

Desprecio. La pared se torna sobre mí con precio, el mismo que puse al lanzarme al miedo, dejando que me ponga nombre. No debió hacerlo. Más bien, no debí aceptarlo. Porque nunca es todavía y aun los 18 intentan abrirse camino en este cuerpo de pelo gris.

Como el caballo con anteojeras, voy y vengo arrastrando el pasado al grito de ahura. La correa jala dura, tira y doma. Y me dejo. Antes, aun no alcanzaba a mirarte a los ojos. Ahora si, pero es inútil porque te has quedado ciego.

Mientras yo siga sin nombre.

Después de tanto esperar me han otorgado un bellísimo nombre, con el cuál, a partir de ahora, voy a identificarme plenamente. Pueden verlo en los comentarios de Retina, de Gabriel Ramírez Lozano.

5 comentarios:

  1. No, Svor, no te otorgué nada. Eso ya existía de siempre. Sólo lo pronuncié y luego lo escribí.
    Saludos.

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  2. Yo no tengo nombre tammpoco :(
    así me quedaré.

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  3. preciosos versos sin nombres.. un gusto leerte de nuevo..

    saludos fraternos

    un abrazo

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  4. Intuición. Mirada profunda. Mirada previa. Sentimiento de fondo antes de razonar.
    Ya nunca serás ciega por no tener nombre.
    Ya siempre será todavía y nadie, ni siquiera el pelo gris, podrá contra los 18.

    Estrena, luce y disfruta tu palabra y nombre.

    Intuye este beso que te dejo.

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  5. Yo... tuve que tomar prestado un nombre.
    Un abrazo.

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