Igualados a salvo

Hay un camino señalizado, un paisaje aceptablemente bello, mucha gente andando. Hay música, buena comida, puestos para descansar y un masajista dispuesto. Todos parecen aguantar el bochorno.
Otros, casi imperceptibles (allí ponen los cubos de basuras o crecen matorrales), a los que prefieren no llamar caminos, van zigzagueando nadie sabe bien por donde, poniendo en peligro la vida de uno. Son pequeñas bifurcaciones que se desprenden del camino señalizado.
Un hombre al que pisé sin querer me dijo sacudiendo la mano de su hijo que sujetaba con recelo: cuentan por ahí que los que se han atrevido, unos pocos con planta dura, nunca han regresado. Por eso le marco a fuego al muchacho desde que nació: más allá del camino señalizado no hay nada. Y si puedo agrego: nada bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario