Yo, a kilómetros de distancia, en otras cosas

Mi hermana la llevó al mar al irse el verano. Ese día la vistió de un blanco suave a volantes. Le quedaba hermoso. Especialmente los ojos que siempre hacían juego con el cielo por detrás. Entre sus brazos, una cajita que cuidaba celosamente… Y sonreía sin arrugas.
En la arena, junto a la espuma, la barca. “¡Estaba tan contenta! Tendrías que haberle visto la cara”. Y se subió, porque al mar lo había visto 6 veces.
El dueño de los remos mostrando siempre la espalda dijo “nos vamos” y mamá al oírlo dejó besos en el aire y uno para que me lo entregara a mí.
Melinda se acercó a al orilla y le gritó lágrima. Mamá sin dejar de sonreírle, con esa dulce expresión de toda la vida, abrió su cajita y esperó mientras se alejaba. El viento fuerte creando la distancia fue haciéndola invisible.

1 comentario:

  1. Cada vez q leo esto intento dejar un comentario pero nunca queda registrado. Arcoiris fue lo que se formo en el cielo cuando deje la playa

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