Un último árbol, después una casa en medio de la lluvia. Catorce, quince años. La ropa la tiene helada, adherida al cuerpo. Una mujer la hace pasar. No distingue, hay poca luz, pocas velas. La mujer le trae ropa limpia, negra. Vístete, le dice. A la casa le han quitado las puertas internas, pero las bisagras siguen ahí. Más allá, un salón con gente. Cuidan a los niños. Los bebés en brazos. Ellos, los cuidadores y los niños, con el pelo largo blanco, la piel transparente. Los ojos celestes agrietados. Silencio. El corazón le late. Escupe agua por la boca después de sentir que una mano invisible le oprimiera el pecho. ¡Vamos, no nos dejes ahora!, escucha dentro de su cabeza. Una habitación en el primer piso. Tiene que entrar. La abertura hecha para la puerta y las bisagras desaparecen. Entre cuatro paredes. Encerrada. ¡Loca. No. Viva. No. Muerta. No! Pero hay un espejo de mano en la esquina. Se mira: pelo blanco, ojos agrietados, piel transparente también. Como ellos. ¿Deseas volver?, pregunta la mujer apareciendo por detrás. ¿Y la paz, la luz al final del túnel, los seres queridos?, le responde. Silencio. ¿Deseas?, insiste la mujer. ¿Debería dejar ir primero a los niños? Silencio.
Cuando sea mayor
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De chica, estar al aire libre no era una sofisticación o una imprudencia:
la hora de ir a la puerta no se hacía esperar nunca y los chicos del barrio
plag...
Hace 10 años
Si fuera así, de repente me da un poco de miedo, muy buen relato.
ResponderEliminarBesitos
Haciendo caso a la invitación que me has hecho, doy una vuelta por tu blog y leo tus breves.
ResponderEliminarConcisión e intensidad en cada relato. Es buenísimo conocer más gente cultivadora de este género maravilloso y de grandes posibilidades.
Gracias, y seguiré viniendo.
Omar.
Muy buenos tus microrelatos, gracias por tu invitación, lo he disfrutado...
ResponderEliminarUn besazo
Mónica
http://escritoraenparo.blogspot.com/
La vida no es más que una sucesión infinita, encadenada, a veces superpuesta, a veces sin sentido, de estas increíblemente poderosas nimiedades, que componen el total de nuestros recuerdos.
ResponderEliminarAcepto tu invitación y espero tu visita en la Ciudad!
Besos!!
Son sorprendentes tus relatos... hasta ahora no me he decidido a escribirte cielo... pero me encanta la forma que expones tus pensamientos...
ResponderEliminarUn beso enormeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Escalofriante relato. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos
P.S.: Me habías sugerido tu blog hace varias semanas pero hasta ahora no había podido pasarme. Voy a seguir curioseando por aquí con tu permiso :)
Impactante relato.Haría un hermoso corto de cine.Propónlo a escuelas de cine y verás.
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