Al salir, como se encontró con el precipicio del que todos hablaban, se sentó a la puerta del edificio de reclusión por si se abría alguna vacante.
Cuando sea mayor
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De chica, estar al aire libre no era una sofisticación o una imprudencia:
la hora de ir a la puerta no se hacía esperar nunca y los chicos del barrio
plag...
Hace 10 años
Contradictorio pero según dicen los que han estado en esa situación, real, real.
ResponderEliminarUn saludo indio
¡Me ha encantado! Transparente e impactante.
ResponderEliminarQué sensación hay después de finalizar algo que creíamos opresor? Por ej. una relación, el colegio o universidad, un trabajo. No sé... La libertad tiene su precio. Es un arma de doble filo que sólo si se sabe usar te llena de dicha.
ResponderEliminarAh, este es el famoso caso del asesino que se encerró en sí mismo. Ya lo conocía.
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarSoy María, de A-Zeta Revista. Nos gustaría contar con alguno de tus relatos para nuestro Concurso de Microrrelatos A-Zeta. Puedes mandárnoslos a revista.azeta@gmail.com.
Gracias,