Mi niña, decía la mujer con lágrimas en los ojos. Mi niña desapareció. Por eso no salía de la cama y, si lo hacía, deambula hecha un estropajo, con los pelos grises y ensortijados como la virulana.
Mi niña no ha vuelto. Le dijo a su prima una tarde mostrándole una foto. ¿Ves lo feliz que estoy aquí? Estaba con mi niña, hace un mes.
Siempre desaparece unos días, no más de dos o tres. Después todo vuelve a la normalidad… Mi niña, repetía con la foto en la mano.
La prima, le preparó un té con leche, se sentó a su lado, le apayó una mano en el hombro y le explicó, tú no tienes hijos. La mujer la miró fijo con sus ojos vidriosos y la prima sintió cómo una corriente fría le atravesaba el pecho. Intentó animarla diciéndole, tienes que distraerte, pintar que tanto te gusta, salir en bici, tomar el aire y el sol, escribir canciones. La mujer, que tenía la taza de té en la mano, la dejó en la mesa y le respondió con amargura, todo eso puedo hacerlo cuando está mi niña, ella es la que me llena de vida y me da ideas. Es la que siempre me convence para que hagamos cosas aun cuando estoy cansada. La que me hace levantar temprano, la que me hace ir de un lado para el otro, la que siempre está insistiéndome para que hagamos cosas divertidas. Pero ella no ha vuelto. Mi niña no ha vuelto.
La mujer, se levantó y se fue a la cama, otra vez, arrastrando los pies y acomodando la manta que llevaba en los hombros. La prima se quedó sin saber cómo ayudarla. Hijos no tiene y animales tampoco, pensó.
Al atardecer, la prima salió a dar una vuelta y a comprar algo de pan, iba a quedarse con ella, al menos, ese día. Andando, se encontró con una compañera del trabajo que llevaba a su sobrina al cine, la que le susurró con felicidad, menos mal que tengo una excusa para ir a ver esa peli. La verdad es que tengo más ganas yo que ella. La prima, de pronto, lo entendió todo. La mujer que ahora estaba en la cama nunca había necesitado la excusa de un niño ajeno o propio para poder mantener viva a la que habitaba dentro de ella y, ahora, esa niña estaba desaparecida. Cuando volviera a la casa, le prometería ayudarla a buscar.
Es la falta de sueños lo que nos atenaza la vida, llegado un momento...
ResponderEliminarBonito y sentido, Svor.
Un saludo!
Hola! paso a conocer tu blog y agradecerte tu amable invitación. Intentar narrar con breves textos es una cualidad que aún no manejo y leer los tuyos me abre las puertas a la gran cuota de expresividad que con pocas palabras se puede lograr.
ResponderEliminarsaludos desde Rosario, Argentina.
Si al crecer, en lugar de encerrar el niño en un rincón del corazón para dar paso al acartonado adulto, lo dejáramos libre para corretear, responder descaradamente, acostarse tarde y comer con las manos, seguramente sonreiríamos más y seríamos más felices...
ResponderEliminarhermoso relato, preciso, me gusto...
ResponderEliminarbesotes!!!!
Cómo me gustó este relato. Mucho , de verdad. En ocasiones yo también he echado de menos a mi niña interior.
ResponderEliminarExcelente personificacion del niño que todos tenemos dentro, te empiezo a seguir.
ResponderEliminarGracias por invitarme a pasar por tu espacio. Me ha gustado lo que he leído, espero en mi Mr. Jones Country te encuentres a gusto si decides visitarlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Nos leemos.
LADY JONES
Nunca debemos dejar desaparecer a ese niño interior. Interesante relato. Saludos
ResponderEliminarMe sorprendió la invitación, y más aún el blog, como te decía en el mail. Me gusta como escribis.
ResponderEliminarEste relato, en particular, me hizo sentir una rara melancolía. A pesar de que mi niño está muy presente. Raro...
Llega directo, a mí en particular porque estaba viendo fotos antiguas.
ResponderEliminarSimple y bonito, agradable espacio para leer.
Gracias por la invitación al blog, saludos
yo tengo una... de ojos pícaros, a la que le falta un diente... que adora bailar y canta desafinado, pero con toda el alma... que sigue jugando en cada cosa que hace y es ella la que me mantiene viva.
ResponderEliminarMuy lindos relatos... gracias por invitarme a compartir esta parte de tu mundo.
no me invitaste pero... no soy de esos que se quedan en la puerta esperando que los hagan pasar
ResponderEliminarsaludos, me gusto este relato y tambien me gustaron otros que ya leí!
me gustó mucho el de las personas que son otras a los ojos de uno, me pasa todo el tiempo