Karen 1/3

Ya estoy en casa, dice Ignacio. Karen, su hija, tiene el delantal puesto. ¿Estás cocinando?, pregunta sorprendido. Sí, la comida que más te gusta, responde con ojos grandes, que brillan. ¿Y tu madre?, Ignacio se afloja la corbata. En su habitación, creo. Karen espera unos segundos antes de volver a hablar. ¿Entonces, me llevarás mañana al cine y luego a cenar? Karenita, te dije que tengo planes con tu madre. Le acaricia la cara.
Ignacio entra en la habitación. Todo pasa muy rápido. Su mujer está cubierta con el edredón y es verano. Se acerca, le destapa la cara para besarla. Tiene los ojos abiertos. Quita poco a poco el edredón, descubre el cuerpo teñido de rojo. El centro del pecho tiene una grieta profunda. Ignacio la coge en sus brazos unos instantes gritando, pierde el equilibrio. Tambaleándose por el pasillo va dejando huellas de sus manos ensangrentadas.
En el comedor, Karen ya tiene la mesa puesta para los dos. Los platos servidos. Ignacio la sorprende encendiendo la vela que está en el centro de la mesa. Al apagar la cerilla, Karen le sonríe.

8 comentarios:

  1. curioso, que después del cuento, lo que más me intrigue es qué había en los platos...

    buen año, svor (aún no te había dicho nada...)

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  2. El más crudo de los edipos...

    (está feroz usted, Svor)

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  3. El amor mata.

    Con poco cuentas mucho y en puntos suspensivos dejas el después, que es el cuerpo de muchas historias que para este blog no es tema de interés. Tiempo tenía sin entrar al blogger, grato volver a leerte, me da sana envidia tu talento, inspirado en tu blog trataré de escribir algo corto a ver qué sale.

    Saludos (mientras enciendo otra cerilla).

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  4. Has tardado en ofrecernos este relato, pero ha merecido la pena esperar para leerte.
    SALUDOS AMIGA

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  5. Gracias amigos bloggeros por dejarme sus comentarios. Sin ellos, los relatos se cristalizarían y yo también.

    Feliz año para todos!
    Un abrazo de oso.

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  6. me encantó! por un gran 2010 y te seguiré! Ezequiel

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  7. ¡Qué niña más cruel! Me imagino la sonrisa de la niña y la cara del padre, por supuesto.

    Un saludo

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  8. ¿Ve que diferencia? Aquí sí trabajó su relato,y le dió un final sorpresivo,no es sencillamente una secuencia de hechos previsibles.
    Si quiere contestarme algo,no lo haga por e mail sino en el sitio
    http://www.themicrostories.blogspot.com Haga clic en comments y anote ahí su comentario.

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